Fuente: Telemundo, Oct. 27, 2020, por Milli Legrain
LANCASTER, Pennsylvania.– Ana Celia Ortiz lo tiene claro. El 3 de noviembre, esta puertorriqueña nacida en Hato Tejas, Bayamón, votará demócrata como ha hecho siempre. Dice que prefiere que la llamen “Ana”, que llegó a Estados Unidos en 1957 de “jovencita”, y que, a lo largo de su vida, ha tenido diversos oficios.
Durante un tiempo fue maestra. También llegó a trabajar en la línea de una planta procesadora avícola, donde “le sacaba las plumas al pollo”, pero lo dejó porque “pagaban una miseria”. Entre todo los trabajos que desempeñó, alguna vez cobró menos de los 7.25 dólares del salario mínimo en Pennsylvania, uno de los más bajos del país.
Ana habló con Noticias Telemundo desde la ventana de su apartamento, en un edificio de viviendas subsidiadas por el Gobierno federal. Vive en Lancaster, Pennsylvania, una ciudad donde al menos un 40% de la población es hispana, en un estado donde Donald Trump ganó por tan solo 47,000 votos.
Por eso el voto de personas como Ana es clave en estas elecciones: otros 500,000 latinos, de un total de un millón que residen en Pennsylvania, podrán votar este año.
A pesar de la importancia de su voto, son muchos los retos que enfrentan los boricuas para ejercer su voto en Estados Unidos. De hecho, son más propensos a votar en elecciones en Puerto Rico que cuando llegan a Estados Unidos. Una investigación publicada en 2016 por el Centro para los Estudios Puertorriqueños de la Universidad de CUNY en Nueva York señala que los boricuas votan menos que los blancos y los negros en Estados Unidos, pero en la misma proporción que otros votantes latinos.
En 2016, un 49% de los latinos en Pennsylvania eran boricuas. Y al ser ciudadanos estadounidenses, todos los que hayan cumplido los 18 años y vivan en uno de los 50 estados, es decir, fuera de la isla de Puerto Rico, tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales.
Y aunque los boricuas lleven décadas establecidos en el área, en 2017, su comunidad creció de nuevo con los miles que llegaron a Pennsylvania huyendo de la devastación del huracán María. Después de Florida, fue el estado que más evacuados recibió.
Según una encuesta del Center for American Progress Action Fund y Latino Decisions, dos organizaciones asociadas con el Partido Demócrata, realizada entre el 4 y el 11 de septiembre de 2020, un 81% de los votantes puertorriqueños de Pennsylvania tienen la intención de participar en la elección del 3 de noviembre, más que en Florida o Nueva York.
Este grupo de votantes, que generalmente vota demócrata, representa un fuerte potencial electoral que no pudo votar hace cuatro años, cuando Trump le arrebató inesperadamente la victoria a la candidata demócrata Hillary Clinton en ese estado. Fue la primera vez que un republicano ganaba las elecciones presidenciales allí desde George Bush padre en 1988.
Un sistema político diferente
A pocas cuadras del apartamento de Ana, Cesario Ramos, también puertorriqueño, no sabe todavía por quién votar. Sentado a la puerta de su casa, que compró en 1983, lo rodean dos amigos suyos, un demócrata y el otro republicano, intentan influir en su decisión.
Ramos trabaja como transportista para la comunidad Amish, establecida en zonas rurales y que por motivos religiosos elige no usar vehículos motorizados.
Su trabajo lo mantiene ocupado “hasta las 6, 7, 8, 9, 10 y a veces 11 de la noche”, pero, aun así, su negocio le va tan solo “regular”, con unos ingresos de apenas unos 1,200 dólares al mes.
En 2008, Ramos dice que votó por “el moreno”, para referirse al entonces candidato Barack Obama. Y en noviembre afirma que “quizás vote por Biden”.
Aunque lleve 50 años en Estados Unidos, lo que Ramos sí tiene claro es que en Puerto Rico, él es “Popular”, en referencia a su afiliación al Partido Popular Democrático, un partido aliado de los demócratas, fundado en la isla en 1938.
“Eso es muy común. Y de hecho puede llevar a la confusión”, afirma Mari Carmen Gutiérrez, también boricua, que dirige un programa para la organización no gubernamental Casa in Action, para movilizar a las comunidades latina y negra a votar en Pennsylvania. Ellos han contactado a más de 300,000 votantes desde mediados de julio y han gastado más de 400,000 dólares en anuncios digitales a favor de los demócratas.
El boricua Cesario Ramos, a la izquierda, en la puerta de su casa, a unas cuadras de la de Ana Celia Ortiz. Foto por Milli Legrain.
“En Puerto Rico a la hora de votar, los votantes se fijan mucho en los colores”, explicó. Y aunque el Partido Popular sea un partido de bandera roja, en Estados Unidos este es el color del partido de derecha, el Partido Republicano del presidente Donald Trump, explica Gutiérrez. Está recién llegada de Puerto Rico, emocionada de votar por primera vez en unas elecciones de Estados Unidos.
La falta de información
A solo días de la elección, ¿por qué algunos siguen indecisos? Algunas razones son la falta de información, o a veces desinformación, sobre los candidatos. O también porque, hasta hace poco, las campañas electorales por lo general no buscaban el voto de los puertorriqueños.
Emily Domínguez, de 27 años y madre boricua, acaba de regresar “de la isla”. Nacida en Estados Unidos, prefiere hablar inglés. Ella tampoco está decidida. Sabe que Trump no se portó bien con Puerto Rico. Pero no conoce suficientemente a Joe Biden para comprometerse a votar por él. “Tengo que investigar un poco”, le aseguró a Dina Burch, la activista de Casa in Action que tocó a su puerta.
Héctor Vázquez, otro votante boricua indeciso compartió su historia con Noticias Telemundo en una visita a Lancaster a mediados de octubre. Vázquez perdió recientemente su trabajo. Vive con su esposa y dos hijos en Reading, una ciudad con un 67% de hispanos en el condado de Berks, donde Donald Trump ganó con un margen de victoria mínimo: 17,925 votos.
Vázquez trabaja ahora de asistente de mecánico. No le gusta la retórica del presidente Trump, pero tiene problemas de salud y teme perder su acceso a Medicaid, el seguro público de salud para personas de bajos ingresos, si gana Biden. Lo que no sabe es que Biden busca expandir Medicaid y es Trump quien busca recortarlo.
Esta confusión entre partidos, sumado a los bajos ingresos de los votantes, la barrera del idioma y un bajo nivel educativo, son retos enormes que afectan a algunas comunidades de votantes boricuas.
Y existe otro obstáculo más. “Algunos deciden que no quieren votar por el presidente de EE.UU. sino por un presidente independiente de Puerto Rico”, dijo José Luis Pérez de Latino Justice PRLDEF, una organización que aboga por los derechos civiles de los hispanos. “Ya que no pueden determinar el futuro de la isla, prefieren no votar”.
Pérez explica que los puertorriqueños a favor de la independencia de Puerto Rico que se mudan al mainland prefieren no votar porque sienten que la isla vive como una colonia de Estados Unidos, que debería ser su propio país, y como tal, ellos deberían poder escoger su propio presidente.
La posición de los demócratas en este sentido es que se compromete a dejar que Puerto Rico determine su estatus futuro en relación con Estados Unidos, según la plataforma del partido.
Eso sí, Latino Justice insiste en que los puertorriqueños tienen al menos el derecho de recibir su boleta en español.
La importancia del voto
La raíz de estos problemas, afirman activistas voluntarias de Casa in Action, es la manera en que las diferentes campañas, de ambos partidos, han tratado de ganarse el voto de los hispanos a través de las décadas.
“Las campañas tradicionales suelen decirle al latino: ‘Vote por tal candidato.’ Y se acabó. Sin tomar el tiempo de explicar por qué su voto es importante,” dice Kareena Ríos, criada en Lancaster, de padres boricuas. Cree tanto en la importancia de elevar a los latinos a cargos de Gobierno, que decidió presentarse a la junta de educación de su condado. Es la segunda latina en llegar a ese puesto. Bajo ese cargo, supervisa a más de 10,000 estudiantes. De ellos, el 60% son latinos.
A sus 22 años, Sobeida Rosa, afrolatina de padres dominicanos y puertorriqueños, votante y voluntaria de Casa in Action, también quiere mejorar el sistema. “No es que no tengamos voz. Es que no nos dan las herramientas adecuadas. El sistema está diseñado para mantenernos al margen, para que no sepamos nada”.
Aún así, la participación electoral de los boricuas en Estados Unidos crece con cada elección. Un estudio de la Universidad de CUNY sugiere que si bien en el año 2000 46% de los boricuas en edad de votar ejercían ese derecho, en 2012 ese número subió a 53%.
Según la encuesta del Center for American Progress Action Fund y Latino Decisions, dos meses antes de las elecciones, un 54% de los votantes boricuas a nivel nacional no habían sido contactados por los Partidos Demócrata o Republicano.
Boricuas al poder
Un factor que puede ayudar a movilizar a los votantes puertorriqueños de Pennsylvania en esta elección es su creciente participación en elecciones locales.
Luego de que Eddie Moran fuera elegido hace un año a la alcaldía de Reading, Manny Guzmán, de ascendencia puertorriqueña y dominicana se presenta ahora allí al congreso estatal de Pennsylvania.
Y, de ser electa en Lancaster, la demócrata de ascendencia puertorriqueña, Janet Díaz, será la primera persona latina en integrar el Senado en ese estado. Díaz confía en que “el voto latino hará que Lancaster County vuelva a ser demócrata” en noviembre. Pero Pennsylvania, agrega, “¡no lo sé!”
A pesar de los retos, Mari Carmen Gutiérrez de Casa in Action confía en que los boricuas saldrán a votar y que respaldarán el plan de Biden para Puerto Rico. En su página web, la campaña del demócrata incluso menciona por nombre a Reading como prioridad. El plan incluye reconstruir el sistema eléctrico que colapsó tras el paso de María, un plan de alivio para la millonaria deuda de la isla, y perdonar los préstamos de desastres naturales.
En eso concuerda María Laviena, activista voluntaria para Make the Road-Pennsylvania, una organización que lucha por los derechos de los trabajadores y promueve el voto latino a favor de Biden y otros demócratas en ciudades como Reading y Allentown.
En este ciclo electoral, su organización ha realizado 1.25 millones de llamadas y enviado un millón de mensajes de texto, mucho más que hace cuatro años, cuando María votó por Trump. Pensó entonces que, al ser un hombre de negocios, él sabría dirigir el país.
Pero cuando pasó el huracán, se arrepintió.
“Trump reunió a un grupo de personas en San Juan y les tiró rollos de papel toalla a la gente, que lo veía con agrado porque había tanta necesidad. Y yo estuve un mes sin saber de mi madre…”, comenta María. Ahora ella se pregunta: “Un presidente que se fue a burlar de mi país y de mi gente, ¿se merece el voto de un latino?”